Nuestros genios, curiosos por naturaleza, se preguntan a menudo el origen de diferentes tradiciones y fiestas. Por las fechas en las que andamos, nuestra pregunta de hoy no podía ser otra que el origen de las 12 uvas de la suerte.
La versión más conocida es la que cuenta que fueron los productores de uva de Alicante quienes, al tener un gran producción en 1909 encontraron la salida perfecta a su excedente promocionando esta tradición. Y, aunque hay parte de verdad en esta historia, parece que no es del todo cierta…
Aparecen referencias escritas sobre la costumbre de tomar las “uvas bienhechoras” con champagne entre la burguesía madrileña ya en 1894, a imitación de la aristocracia francesa y alemana, y poco a poco se convirtió en una costumbre popular como podemos leer en prensa en enero de 1897: «Es costumbre madrileña comer doce uvas al dar las doce horas en el reloj que separa el año saliente del entrante».
¿Y cómo se les ocurre a los madrileños salir a la calle y pasar frío para comerse las doce uvas? Todo comienza en diciembre de 1882, cuando el alcalde de Madrid impone una cuota de un duro, a todos los que quieran salir a buscar a los Reyes Magos la noche del 5 de diciembre, ya que aquella costumbre no era otra cosa que una excusa para pasar una noche de juerga, beber y armar jaleo, burlándose de los forásteros a quienes les hacían creer que había que buscar a los Reyes, una cosumtumbre que nada que ver con la Cabalgata de Reyes.
Las clases bajas que no disponían de tal fortuna –la burguesía aunque la tenía no la necesitaba, pues se reunía en sus casas y con una copa de champagne en la mano- hicieron uso de su ingenio para mantener su noche de farra, adelantando la fecha y mofándose además de aquellos burgueses acomodados, algunos madrileños salieron a tomar las doce uvas de la surte en la Puerta del Sol.
Esta tradición provocó gran interés y pronto se extendió a todo el territorio nacional. Y aquí llegan los productores de uva de Alicante, concretamente del valle del Vinalopó, quienes principios del siglo XX, desesperados por las plagas que destrozaban sus cosechas, probaron a proteger sus racimos con una bolsa de papel, lo que hizo que la uva madurará lentamente y aumentara la producción, llegando así hasta el 31 de diciembre una gran cantidad de uva para traernos la suerte a todos en el año nuevo.
En la actualidad, la Uva de Mesa Embolsada del Vinalopó es un producto con denominación de origen, ya que es una fruta única en el mundo por su particular proceso de maduración. La uva del Vinalopó crece protegida bajo un bolso de papel que cuida y guarda con mimo todos los granos del racimo, así desarrollan una piel mucho más fina por tener que defenderse de las agresiones de la lluvia, el sol o el viento. Esta misma protección tamiza la exposición al sol, lo que produce uniformidad de color en los granos que componen cada racimo. La máxima calidad del producto está asegurada en todos aquellos que presentan el distintivo de la Denominación de Origen Protegida.
Con las 12 uvas preparadas, los genios de esta lámpara os desean un año lleno de nuevas historias y muchos in-genios! ¡Feliz Año 2017!